No acostumbro a escribir sobre mí en el blog, pero me gustó el reto que Liela, del blog Desdetu, nos lanzó (para verlo pulsa aquí), así que me he lanzado a escribir los cambios que ha producido mi maternidad (y sobretodo mi doble maternidad).
Mi vida cambió antes de que naciera mi pequeñín mayor, cambió cuando me quedé embarazada. Fue un embarazo buscado y deseado. En aquel momento yo estaba trabajando en una empresa, era fija, tenía un sueldo bastante bueno, cierta responsabilidad y autonomía en mi trabajo… A raíz de quedarme embarazada me echaron. Todavía existen muchos empresarios contrarios a tener trabajadoras que se conviertan en madres. No me vino de sorpresa porque yo fui la tercera trabajadora a la que echaban, la tercera que se quedó embarazada, así que ya sabía lo que iba a suceder. La verdad es que el ambiente de trabajo era muy hostil, así que agradecí ese despido para poder liberarme de unas personas tóxicas que lo único que hacían era generarme mucha ansiedad, y centrarme en mí y en mi pequeñín que estaba en mi vientre.
Cuando nació mi hijo, mi vida (que ya había cambiado enormemente) cambió todavía más. Ahí tenía yo una personita totalmente dependiente de mí, un pequeñín que estaba todo el día agarradito a mi pecho, que precisaba toda mi atención y mis cuidados.
Descubrí que no era sólo no dormir el gran cambio, sino que tampoco podía ducharme cuando yo quería, y que a partir de entonces las duchas serían muy rápidas y que la mayoría de las veces ya no me pondría crema hidratante. Descubrí que ya no me pintaría las uñas, y preferiría no maquillarme, porque luego no tendría tiempo de quitarme el esmalte o el maquillaje, o que preferiría llevar el pelo recogido en una cola de caballo, porque no tendría tiempo de arreglármelo.
Descubrí que mis pies habían aumentado de tamaño y ahora llevaría una talla más, y que el calzado plano sería mi opción ideal para ir más cómoda.
Pero fue cuando nació mi segundo hijo cuando mi mundo se desmoronó por completo. A los seis meses empecé a trabajar creyendo que estaba preparada, sin embargo descubrí lo difícil que es conciliar tu vida familiar con la profesional cuando se tienen dos niños tan pequeños. A lo largo de este año he ido modificando todo para estar lo máximo con ellos y llegar a mi trabajo, aunque he tenido que reducir mi jornada y trabajar sólo por las mañanas y hacer lo que pueda desde casa.
Y es entonces cuando dependo de terceras personas (que siempre son mis padres) para que nos ayuden con los peques, que los momentos con mi marido son tan difíciles de encontrar, que las conversaciones desaparecieron porque no tenemos tiempo, que cuando nos quedamos tranquilos, al final del día, y los nenes están ya durmiendo, sólo tenemos fuerzas para darnos un beso de buenas noches y quedarnos dormidos… hasta que uno de nuestros pequeñines se despierta a media noche para pedir una cosa u otra.
Descubrí cuánto puede aguantar mi cuerpo sin dormir una noche entera (y soñar con poder dormirla de nuevo), o de las idas y venidas, montones y montones de ropa sucia, juguetes tirados por toda la casa, cosas rotas, bebida derramada… Descubrí que, de repente, me convertiría en la mejor enfermera, la mejor médico.
Pero lo más bonito de todo es descubrir cómo se me expande el alma con sus besos, sus abrazos, sus caricias y sus «te quiero«, descubrir cómo me emociona cuando me traen florecitas silvestres o piedras que han cogido de algún parque «para mamá» y me las dan con todo su amor. Descubrir cómo verlos reír, jugar, correr… disfrutar… es lo más gratificante.
Descubrir cuánto piensan en mí, todo lo quieren compartir conmigo. Todo su mundo somos papá y yo, y lo demuestran a cada instante. Y cada instante de estos hace que mi corazón se alegre y me sienta la mujer más feliz del mundo, la más dichosa y la más afortunada. No tengo palabras para expresar cuánto quiero a mis hijos o lo feliz que me hace compartirlo todo con ellos.
Tener a mis hijos es lo mejor que me ha pasado en la vida.
Así que, a hora de la verdad, todos los cambios significan que, aunque algo cansada y estresada a días, soy inmensamente feliz.
Espero que te haya gustado
¡Gracias por leerme!
Muy cansado, sí. Pero ciertamente, ya no hay vuelta atrás, y es maravilloso. Para mi la maternidad fue totalmente transformadora a nivel personal y profesional (también perdí mi trabajo, pero precisamente por ello, pude sacar las fuerzas (la necesidad manda) para dedicarme a cumplir mi sueño de dedicarme a la fotografía). Veo que sucede en casi todos los casos. Eso, es una suerte y un tesoro. Ser tú misma por fin. Encontrarte, explorar tus límites. Es una pasada.
Totalmente de acuerdo, Loren. Yo estoy en ello, en ser yo misma y dedicarme a lo que me gusta, aunque de momento no pueda hacerlo al 100% porque ese tiempo prefiero estar con mis peques. Me ha encantado tu comentario, motivador y lleno de energía y positividad. Un abrazo
Creo que me alegro de que te echaran de tu anterior trabajo. Eres una fotógrafa tan estupenda que habría sido una pena que una artista como tú se hubiese perdido. Besitos
Totalmente de acuerdo contigo, Óscar. En este sentido los cambios para Loren fueron a mejor y ha podido dedicarse a lo que realmente le gusta 🙂
Qué bonito el final. Por ahora, de todas las mamis que han participado en el reto, los finales son así de hermosos. Porque, no lo negamos: es duro ser mami (como bien dices implica muchas cosas: enfermera, médico, cocinera…). Pero la recompensa es que nos descubirmos como nuevas personas capaces de más de lo que pensábamos y recibiendo mil veces más de lo qu damos.
Gracias por compartir tus pensamientos.
Un abrazo!
Precioso tu comentario, y eso es, damos más de lo que creíamos que podíamos dar, hacemos más y recibimos más, mucho más. Un abrazo
Qué bonito!! Al final yo también tiro de mis padres cuando trabajamos…no paso el tiempo que me gustaría con mi niño…pero qué puedes hacer? Una trata de pensar que puede trabajar y ser madre, pero la verdad es que es muy complicado y que la conciliación no existe. Por lo menos para mí.
Buena entrada!!
Besitos!
¡Gracias! Es que es muy difícil la dichosa conciliación, y totalmente de acuerdo: no existe. Para atender algo tienes que desatender otra cosa… Es muy complicado, mucho. En ese sentido fue una suerte que me echaran porque así he podido disfrutar de mis niños, pero, claro, a la hora de volver a rehacer mi vida profesional es más complicado. O estoy con ellos o estoy trabajando. ¡Menuda locura intentar llegar a todo! Besos
Me siento totalmente identificado contigo. Más cansado, con menos tiempo para mí y para mi mujer, teniendo que tirar de padres porque mi mujer no puede reducir jornada, pero más felices. Son lo mejor que tenemos. Besitos
Es que estos pequeñines dan faena, nos agotan, nos ponen la vida patas arriba… pero como tú bien dices son lo mejor que tenemos. Y eso nos hace muy muy felices. Un beso
Qué bonito post 🙂 y qué dificil es llegar a todo aun con un trabajo solo medio día verdad!? Un abrazo!
Gracias, me alegra que te haya gustado. Queremos llegar a todo, que es mucho, y lo intentamos… Pero sí, es muy difícil. Besos, guapa